Pena y vergüenza

Sí, pena y vergüenza debe darnos a todos los dominicanos, el hecho de que dos empleados de la Secretaría de Estado de Educación vendieran los resultados de las pruebas nacionales a más de mil estudiantes, como señala este jueves el periódico Diario Libre. En primer lugar pena por los que pagaron (estudiantes y quizás hasta alguno que otro padres de familia sorprendido en su buena fe por estos facinerosos) para cometer esa acción malsana, propia de gente muy baja en calidad y moral. Vergüenza, sí, vergüenza por ellos y por cada uno de los que no salen a la luz pública en este hecho bochornoso, pues no podrán levantar la cara, es más no podrán ni hablar en público. El hecho de que un profesor, un hombre llamado a ser ejemplo de sus alumnos, de sus discípulos, se encuentre entre los dos apresados y acusados de vender las pruebas es algo reprochable desde todo punto de vista. Una persona así, que debió ser ejemplo de pulcritud, dignidad y decoro, se convierte en un ser detestable, aborrec...