En primera persona

El arresto domiciliario , dictado por el Papa Francisco, contra el ex nuncio, Josef Wesolowski, pienso, abre el camino para que sinvergüenzas como ese sean erradicados de la Iglesia Católica y de paso, esta acción sirva de escarmiento para que otros, protegidos debajo de las sotanas, dejen de hacer lo que les da la gana, contra niños inocentes. Creo que el Papa Francisco, para completar su obra , debe enviarnos cual si fuera un chivo azuano, atado de pies y manos, al curita ese para que sea enjuiciado como se merece y vaya con sus huesos a la cárcel. Ni más ni menos!