De guardianes y guachimanes, líbranos señor, amén

POR JUAN SANTANA
tiempodenoticias.juansantana@gmail.com
CDP-S21-151

En nuestra labor diaria de comunicador, más al frente ahora de una oficina de relaciones públicas, tenemos que leer a diario cientos de notas, periódicos, revistas, brochures, volantes y hasta anuncios clasificados y desplegados de los diarios de circulación nacional.

En esa labor habitual, hace unos días se me ocurrió buscar en los clasificados las ofertas de empleo, sobre todo las que tiene que ver con solicitudes que hacen empresas de personal de seguridad. De unas diez que leí pude extraer las siguientes conclusiones:

Lo primero que exigen las compañ´´ias para enganchar un arma a cualquier pelafustán es que tenga una edad entre 25 y 40 años, que el susodicho esté en "capacidad", las comillas las explico más adelante, de trabajar turnos diurnos y nocturnos, que tenga "experiencia" en el manejo de armas de fuego, profesionalismo, honestidad y sobre todo: deseos de trabajar.

Pero, lea ahora querido lector lo que le ofrece la compañía al pelafustán que acepta el empleo de guachimán: salario competitivo (claro compiten entre ellas, las empresas a ver cual paga menos; entrenamiento avanzado, oportunidad de crecimiento aunque no señalan hacia donde; trato profesional y respetuoso).

Todo ello me recuerda el caso de un guardián bien entrado en edad que laboraba para una empresa distribuidora de productos agrícolas. El susodicho tenía algo más de setenta (70) años de edad y se había quedado dormido en plena faena, debajo de una patana (un trailer) con la escopeta terciada. Un fotógrafo que andaba con este servidor le hizo una foto y yo, como quien no quiere las cosas, le hice el pie informativo. La imagen y su pie fueron página de primera, de portada, en un periódico de amplia circulación nacional y el guachimán fue despedido de su trabajo. Al otro día fue a reclamar al periódico por la publicación que le costó su sustento...

Otro caso que viene a mi memoria es el del guardián de una sucursal bancaria que espera impaciente a que llegue el gerente para hablar con él. Llega el funcionario bancario y de inmediato le dice:

- Jefe, necesito hablarle-
-Dígame usted vigilante-
-Es que necesito su número de cédula pues anoche me soñé con usted-

Este otro guardián también se quedó sin empleo al poco tiempo. Por ello, creo, cada día son más las ofertas para esos puestos de trabajos y las ofertas que se les hacen de salarios competitivos, entrenamientos avanzados, oportunidad de crecimiento, trato profesional y respetuoso que se le hacen a estos seres a los que para cargarles un arma de fuego se le pide más que tener entre 25 y 40 años de edad, saber leer y escribir, buena presencia y que esté dispuesto a trabajar a cualquier hora del día o de la noche... ¿qué les parece?

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