UNA VEZ MAS: Hay que hacer más decentes a los que hacemos opinión en los medios
Muchos de nuestros comunicadores y periodistas se quieren hacer sentir en base a sus vozarrones altaneros, sus ímpetus agresivos, las palabras impropias, etc.; y eso no es hacer periodismo puro, y menos comunicación de altura. Es más bien suplantar ejercicios tan loables, cuando se llevan a cabo con profesionalidad, oportunidad, imparcialidad y ética debidas; como hay también aquí, quienes lo hacen de esa manera.
El Nuevo Diario de este martes publica un artículo que no tiene desperdicios, acerca de la necesidad de adecentar (creo que el término significa hacer más decentes) a quienes hacemos vida en los medios de información pública, pues los medios por sí mismos no se pueden adecentar, valga la terminología.
El tema viene como anillo al dedo, en momentos que sufrimos, la nación entera, está sometida a los embates de algunos "genios y figuras" representantes de medios que se creen infalibles y con la capacidad y el derecho, de insultar a quien les venga en gana.
Esos descerebrados, que son pocos gracias a Dios, se creen que se las saben todas y desprestigian a los mismos medios que albergan y les permiten, haciendo uso de un derecho constitucional que a la vez es un privilegio en un país como el nuestro, elevar sus voces por los distintos medios de información pública.
El autor del artículo, profesor Rolando Fernández de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y a quien no tengo el honor de conocer, expresa amargamente que: "lo más doloroso aun resulta, cuando reparamos en que, parte de los que así proceden, son profesionales duchos, de sólida formación y amplio ejercicio, que no deberían jamás recurrir a ese tipo de herramientas tan dañinas para tratar de captar la atención del público, partiendo de que eso es lo que le gusta a la gente, debido al descalabro moral casi generalizado que viene experimentando esta sociedad, como quizás se cree".
Señala el educador universitario que: "algunos de esos personajes osados e incalificables, de ordinario fungen como mercaderes de información, y cajas de resonancia de determinados grupos económicos o políticos, y usan los micrófonos como las pantallas de televisión, no para informar o comentar, sino para lisonjear, y en contra de… Pero, eso no es óbice para que los organismos competentes actúen en consecuencia, cuando se vulneren los cánones morales más elementales de la sociedad, como ocurre con frecuencia en el país". Para leer el artículo completo, PULSE AQUÍ
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