Insisto, hay que adecentar los medios y a quienes hacen opinión

Motivado por la compañera periodista Geovanni Polanco, insisto este jueves en la necesidad urgente de hacer más decentes los comentarios y opiniones que emitimos a través de los medios de información; pero más que nada, buscar gente más decente para emitir esos comentarios y opiniones, a través de esos medios.

Nuestra República Dominicana se ha globalizado en eso del uso de los medios de información y a veces, muy pocas por cierto, se abusa en el uso que le damos a esos medios que serían para llevar cultura entretenimiento, información a la ciudadanía. Gozamos y tenemos la mejor televisión de América Latina, tenemos más de 300 emisoras de radio, en cada provincia tenemos periódicos digitales e impresos, revistas; los blogueros ocupamos el ciber-espacio y tenemos las llamadas bocinas, que no son más que los interactivos que defienden sus posiciones con mucha altura.

Desde mi época de estudiante universitario he asumido como un credo el hecho de que los medios son para educar, informar, orientar y entretener. El orden de esos conceptos puede variar dependiendo de su opinión amigo lector.

Pero la tarea de educar, informar, entretener y educar no se la puede atribuir ningún "sabelotodo" que se cree dueño de la verdad absoluta y como rey de esos medios, ande metiendo miedo a diestra y siniestra; insultando y denostando a todo el que se le de la gana. ¡Eso no es así!

Quiero, y no era mi intención volver sobre el tema, coincidir con el colega Alfonso Quiñones en su columna Critcarte de Diario Libre cuando sale en defensa de nuestro querido Juan Luís Guerra, víctima de malsanos improperios de personas que de seguro, valen mucho menos que él.

Quiero recordar aquí que antes de Juan Luís Guerra, a quien no tengo el honor de conocer personalmente y que lo más cerca que he estado de él fue en un concierto que ofreció junto a su 4-40 hace años en el Centro Ólímpico Juan Pablo Duarte (hoy Félix Sánchez), antes de Juan Luís repito, la mayoría de los escuchábamos bachata, ese ritmo cadencioso y alegre de nuestra tierra, lo hacíamos a escondidas pues esa era una música prohibida, propia de guardias, campesinos, policías, amargados; de burdeles o barras y dedicada a las llamadas mujeres de vida alegre.

Esos que hoy se desbocan contra el líder de 4-40, lo hacen quizás y sin quizás, por la envidia que les produce el talento que le sobra al autor de bachata rosa, de ojalá que llueva café y del canto a la patria que eriza los pelos a quienes escuchamos sus notas. Y eso duele...

"Se oyen tus pasos que hacen caminos / se oyen tus trinos de majestad / y la victoria de aquel febrero / te ha coronado de libertad... cantan tus valles, ríos y mares / mi patria hermosa siempre será... dominicana , fuerte y valiente, tus hijos cantan de corazón, abre tus alas, cruza los cielos de paz y honor..."

¡Cuanta mediocridad en algunos comunicadores que se dicen saberlo todo y de verdad que no saben nada!