
Es la dispuesta este jueves por la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores (la Cancillería) de suspender por tres meses y sin disfrute de sueldo, a todos aquellos funcionarios del servicio exterior que no asistan a sus lugares de trabajo o abandonen éstos, sin la aprobación previa de una autoridad competente.
Creo que la medida bien puede ser imitada por otras tantas instituciones del Estado, salvo algunas excepciones, en donde la haraganería, la apatía y el desgano laboral están presentes muy a menudo.
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