SUELDOS ENFRENTAN LEGISLADORES

Que nuestros "esforzados y distinguidos" legisladores (léase senadores y diputados) se enfrenten, por una diferencia salarial de 50 mil miserables pesos, es algo que conmueve; sin embargo, como decía el locutor de Radio Mil Informando: ¿quién habla o mejor dicho quién diablos toma la palabra en ese mismo congreso que nos gastamos, o más bien la iniciativa para referirse a las diferencias salariales abismales en puestos comunes, de la administración pública? nadie. El empleado público no es gente, al menos, así parece...
Cómo es posible que en el caso de las direcciones generales, un director de una institución X gana hasta cuatro veces más que el director de una institución Z; pero eso no es nada, empleados al mismo nivel, con las mismas responsabilidades en las instituciones públicas, tienen sueldos distintos.
Lo que de verdad nos conmueve y de verdad lo decimos, es la presteza y ligereza de nuestros congresistas en solicitar aumentos de sueldos (para ellos claro), sin embargo, todavía no encuentran ni terminan de identificar las fuentes para el reajuste en los sueldos de los médicos...
Hay que recordarle a los legisladores que en la administración pública todavía tenemos sueldos de hasta seis mil pesos mensuales mientras la canasta familiar está por encima de los 20 mil pesos (sólo en comida, que quede claro), pues si a esto sumamos pago de colegio, transporte, medicinas, casa, agua, electricidad, etc., al pobre empleado público se lo está llevando el mismo demonio.
Pero si nos vamos al sector privado, ahí es que la puerca retuerce el rabo como se dice en buen dominicano. Allí, arrancarle un aumento a estos empresarios tacaños que tenemos por pila cuesta sudor, sangre y muchas lágrimas y cuando llega el pírrico aumento, se va en "sal y agua" pues ellos mismos son los que se encargan de encarecer todo cuanto consumimos.
Si alguien no cree lo que decimos del sector privado, que me diga cuántos meses tienen los trabajadores "negociando" un aumento al salario mínimo con el sector empresarial, a través del Comité Nacional de Salarios, de la Secretaría de Estado de Trabajo y el acuerdo no se vislumbra por ahora.
Pero en lo que el hacha va y viene, nuestros esforzados legisladores disponen del llamado "cofrecito", dizque para obras sociales en sus localidades y el pobre empleado público no tiene ni siquiera una alcancía para comprar una "curita" y debe arroparse, sólo hasta donde la sábana le alcanza. ¿Qué vainas no? Más Información
Cómo es posible que en el caso de las direcciones generales, un director de una institución X gana hasta cuatro veces más que el director de una institución Z; pero eso no es nada, empleados al mismo nivel, con las mismas responsabilidades en las instituciones públicas, tienen sueldos distintos.
Lo que de verdad nos conmueve y de verdad lo decimos, es la presteza y ligereza de nuestros congresistas en solicitar aumentos de sueldos (para ellos claro), sin embargo, todavía no encuentran ni terminan de identificar las fuentes para el reajuste en los sueldos de los médicos...
Hay que recordarle a los legisladores que en la administración pública todavía tenemos sueldos de hasta seis mil pesos mensuales mientras la canasta familiar está por encima de los 20 mil pesos (sólo en comida, que quede claro), pues si a esto sumamos pago de colegio, transporte, medicinas, casa, agua, electricidad, etc., al pobre empleado público se lo está llevando el mismo demonio.
Pero si nos vamos al sector privado, ahí es que la puerca retuerce el rabo como se dice en buen dominicano. Allí, arrancarle un aumento a estos empresarios tacaños que tenemos por pila cuesta sudor, sangre y muchas lágrimas y cuando llega el pírrico aumento, se va en "sal y agua" pues ellos mismos son los que se encargan de encarecer todo cuanto consumimos.
Si alguien no cree lo que decimos del sector privado, que me diga cuántos meses tienen los trabajadores "negociando" un aumento al salario mínimo con el sector empresarial, a través del Comité Nacional de Salarios, de la Secretaría de Estado de Trabajo y el acuerdo no se vislumbra por ahora.
Pero en lo que el hacha va y viene, nuestros esforzados legisladores disponen del llamado "cofrecito", dizque para obras sociales en sus localidades y el pobre empleado público no tiene ni siquiera una alcancía para comprar una "curita" y debe arroparse, sólo hasta donde la sábana le alcanza. ¿Qué vainas no? Más Información
Comentarios