


Llora ante la presencia de Dios y llama la atención a todo el que pasa por ahí, el hecho de que una persona de más de 70 años, que no está leyendo periódicos que quede claro, esté precisamente vendiendo periódicos, arriesgando su vida.
Esto ocurre cada tarde en la intersección de las avenidas Abraham Lincoln y George Washington, en pleno malecón de la ciudad.
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