Parece mentira, pero todavía está ahí. Sigue en su faena esta pobre mujer, entre carros y salitre, pegadito al malecón de Santo Domingo. Muchos la ven y se hacen que no han visto a nadie, pero ella sigue ahí. Hasta cuándo, nadie lo sabe y creo que ni ella misma lo sabe...Vender periódicos no es asunto de personas de esta edad. Y usted, ¿qué opina?
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