EN PRIMERA PERSONA

Muchos de los que ahora critican y hablan hasta por los codos de la reforma constitucional de que si es presidencialista o no, que si es un traje a la medida para las nuevas autoridades o de que si el presidente Fernández esto o lo otro; son los mismos que se quedaron callados cuando en otros tiempos se produjo la más atropellante reforma a la Carta Magna, con la única intención de restablecer la reelección presidencial.
Cuando aquí se cogió de mojiganga y hasta de pendejos a la sociedad civil, a la iglesia y a unos cuantos más que se dejaron coger de bobos; nadie dijo nada y todo aplaudió hasta con los pies a un presidente que él mismo se auto calificó de atípico.
Cuando se montó un show en las augustas salas del Congreso Nacional, con una serie de gentes, entre ellas funcionarios de alta escala, para que se aprobara de manera atropellada la susodicha reforma; esos mismos que ahora se rasgan las vestiduras: callaron, no dijeron nada.
Esos, pelafustanes de oídas, se callaron ante la violación más vil a la ley de leyes y ahora que se busca consenso para hacer la más ambiciosa reforma al ordenamiento jurídico de la nación dominicana desde el más alto nivel, gritan hasta el cansancio pregonando una supuesta componenda dizque para Leonel perpetuarse en el poder más allá de 2012. ¡Que mieeeeedo!
Esto es palo si bogas y palo si no bogas; esta es la forma fácil de no hacer ni dejar que el otro haga, es la época del pelafustanismo deslustrado que cree que con hacer alharaca, bulla y hasta hablar duro y bonito, a este pueblo se le olvida quienes son ellos, de donde vienen, para donde van y con quien andan... ¡chupe usted y déjeme el cabo!
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