Los muertos, ni me hienden ni me huelen; pero mucho menos me asustan

Juan Santana
A propósito de un titular de http://www.diariolibre.com.do/ de la fecha, recuerdo mi primera experiencia con un muerto, en vivo. Fue cuando tenía poco más o menos diez años de edad. La impresión que me causó don Mirabal en su ataúd, en la sala de su casa fue horrible. Confieso que toda la noche soñé con él mientras dormía, pero también lo veía frente a mi, mientras estaba despierto.
Más luego, pasados los años de esa tragedia; entré a la universidad y de las primeras cosas que me tocó vivir, fue un contacto directo con los muertos del laboratorio de anatomía de la UASD, que aún hoy, está ubicado en la parte baja (más bien en el sótano) de la que fue por mucho tiempo la biblioteca central de la más vieja academia del Nuevo Mundo.
Para mi fue algo dantesco, horroroso, pero no tanto como lo del caso don Mirabal que Dios lo tenga en justo lugar. Las anécdotas y comparaciones vienen al caso, dado el hecho del titular de http://www.diariolibre.com.do/ y el lío de los miembros de la Cámara de Cuentas, que son escrutados por una comisión de la Cámara de Diputados, es decir de cámara a cámara.
El lío de la Cámara de Cuentas, del que quisiera de una vez y por todas no tener que volver a escribir, se inició con la "sublevación" de sus integrantes contra un presidente que a decir de ellos "no daba pie con bola". Luego, el pleno se reconcilia y proclama a voces y por todos los medios que "aquí no ha pasado nada", que "todo fue un mal entendido".¿?¡!
Pero como hace muchos años, hoy quiero confesar que tengo miedo, pues hoy, hay ambiente de velorio en la vecindad de la Cámara de Cuentas...
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